jueves, 25 de agosto de 2011

REFORMA CONSTITUCION

Sras. y Sres: Les voy a contar un cuento: En un pais llamado España teníamos a un gobierno desesperado, que no sabia como resolver la crisis económica que padecía y a un partido en la oposición que no cesaba de repetir: “yo acabaría con la dichosa crisis este presidente es un inútil”. Y oh! Sorpresa un dia van y se ponen de acuerdo y no por un problema banal no sino por una REFORMA CONSTITUCIONAL. El país desalentado, abatido, desilusionado ya por tantas desgracias y por tanto paro, corrupción y pobreza se queda atontado y se pregunta ¿una reforma constitucional?, ¿No es la Constitución según hace mas de 40 años vienen diciéndonos para otros temas mucho mas importantes INTOCABLE?, ¿Que sucede aquí señores? ¿que le pasa al presidente de mi cuento? se lo voy a explicar brevemente: que tiene miedo, no sabe por si mismo solucionar la crisis económica que tiene encima, sus colegas los miembros de la Unión Europea le están presionando para que tome medidas y el no sabe que medidas tomar y se aferra a un clavo ardiendo al poner un control del déficit público pero esto Sr. Presidente lo podía hacer de muchas maneras. sin tocar la Constitución. Pero claro todo tiene su parte oculta eso que existe y no quiere que se vea y es que con esta cláusula también se controla el dinero, la financiación que se le asignará a las Comunidades Autonomas. Estas también tendrán un límite a la alza: pueden llegar desde el bloqueo de las trasferencias hasta la prohibición de refinanciar la deuda. Y otro sector afectado por este cambio constitucional será el sector público ya que esta modificación de la Constitución implicará la modificación de leyes como la de la Función Pública, una cosa que actualmente esta vetada. Las partidas  de mas gastos en la Administración Pública són de personal por eso en vez de general empleo seguramente se expulsarán funcionarios dado la política que sigue la Administración últimamente.
Si Sra. y Sres  Este cuento se ha acabado y tenemos que dar gracias a nuestro Presidente y al líder de la oposición de que se hayan sacado de la manca un as en forma de reforma constitucional dado que si ellos han podido utilizarlo para una cosa tan banal se podrá usar en el futuro para cosas mas importantes, siempre hay que buscar la parte positiva a las cosas.

lunes, 15 de agosto de 2011

¿PODEMOS CAMBIAR?

Que podemos cambiar es indudable, gozamos de un poder que aunque limitado y gradual, nos pertenece. Y no es otro que la libertad. Si queremos, por tanto, podemos cambiar el estado de las cosas actual.  Y debemos cambiar las cosas. No es cuestión de hacer una lista de calamidades. A la vista están las guerras, la pobreza extrema, la injusticia en el reparto de los recursos o la ignorancia a la que se condena a buena parte de la humanidad.
Para los que, lejos de la indiferencia, desean trasformar el mundo se abren, en una escueta tipificación, dos posturas. Una es la que cree que hay que mejorar desde el sistema político existente. En el otro extremo se encuentran los que opinan que la política clásica , con sus brazos, los partidos políticos, es una noria que da vueltas sobre si misma, con  la palanca mecánica del ritual de las elecciones. Dentro del sistema por lo tanto nada habría que hacer porque todo va a seguir igual. Los segundos acusan a los primeros de tener las manos tan sucias que ya ni se las ven ¿Habría alguna postura intermedia? Tal vez, solo que mirando más  a los que piensan que debe actuarse dentro de la sociedad y no en la gestión política de piñón fijo; y sin caer en la ingenuidad de sacar los dos pies de la realidad. Pero siempre, repitámoslo, bien entroncados en la sociedad. Ahí depositarán su semilla, relegando a los partidos políticos a una de las muchas organizaciones de la comunidad. Potenciando, además, todo tipo de asambleas, en referéndum continuo, con rotación de cargos, rompiendo la rigidez de unas fronteras estatales casi convertidas en divinas y,  siempre que se pueda, disolviendo el poder en vez de empeñarse en tomarlo.Y por encima de todo, con la idea de llevar a cabo una auténtica revolución cultural que llegue, de verdad, a todos; día a día, en la vida cotidiana. Con un sano escepticismo, sin duda, pero, con un escepticismo apasionado

(Javier Sádaba-Filósofo)